25 Jun Refrescos industriales vs refrescos caseros
Acabamos de dar la bienvenida al verano y con ello la piscina, playa, terrazas… en estas situaciones es muy habitual consumir refrescos pero no debemos olvidarnos que este tipo de productos no deben ser ingeridos de manera habitual. A continuación os explico qué repercusiones pueden tener en nuestra salud y alternativas saludables para soportar las calurosas temperaturas y disfrutemos del verano de manera saludable.
Sabemos que no es recomendable el consumo de refrescos, ya sean azucarados o edulcorados. Estos tienen un efecto negativo en nuestra salud por los siguientes motivos:
Desplazan el consumo de agua que debe ser la principal fuente de hidratación.
Carecen de valor nutricional. La presencia de sustancias como el ácido fosfórico y el benzoato de sodio pueden originar cálculos renales que surgen tras la sedimentación continuada de minerales que dar lugar a partículas sólidas. El ácido fosfórico también afecta en la salud ósea. Esto se debe a que los altos niveles de fosfato en el cuerpo contribuyen a alterar el equilibrio mineral de los huesos aumentando el riesgo de osteoporosis.
Las versiones edulcoradas tienen un aporte calórico más bajo, pero repercuten de manera negativa en nuestra microbiota intestinal (conjunto de microorganismos que viven en nuestro intestino). En pocas palabras, el consumo de edulcorantes impide el desarrollo de bacterias beneficiosas para nuestra salud y sistema inmunológico a favor de otras que no contribuyen al correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Además, está demostrado que el consumo de productos edulcorados aumentan el apetito, en ese momento estaremos consumiendo menos calorías que se verán incrementadas en otras comidas. A nivel cerebral activan el sistema de recompensa, es decir, generan adicción y acostumbramos a nuestro paladar a sabores más dulces.
Cuando tenemos hambre física se producen unas señales fisiológicas como salivación, aumento del sentido del olfato, sensación de vacío o incluso dolor de estómago, dolor de cabeza, cansancio… que nos indican que nuestros niveles de energía están bajos y que debemos comer para restablecerlos.
El ácido y los azúcares pueden llegar a disolver el esmalte provocando problemas dentales.
El consumo de refrescos, azucarados o edulcorados, está asociado a un mayor riesgo de padecer sobrepeso, obesidad y diabetes tipo II.
Una alternativa saludable es preparar nuestros propios refrescos. ¿Cómo? Muy sencillo:
Ingredientes:
- Frutas: arándanos, grosellas, fresas, naranja, limón, lima…
- Hortalizas: pepino…
- Infusiones: té verde, té blanco, café…
- Agua, agua con gas, agua de coco…
- Hierbas aromáticas: menta, hierbabuena…
- Condimentos: cardamomo, flor de hibisco, anís estrellado, jengibre…
- Hielos de sabores. Se pueden preparar con trozos de fruta, hierbas aromáticas, condimentos… que posteriormente añadiremos a el agua de bebida o refresco casero. Trozos de naranja, fresas, menta, hierbabuena, cardamomo, arándanos, grosella, jengibre, té verde…
Preparación:
Aquí daremos rienda suelta a nuestra imaginación y prepararemos nuestro refresco con los ingredientes que más nos gusten.
Os pongo algunos ejemplos:
- Té verde con hielo y limón.
- Agua con hielo, rodajas de pepino, limón y menta.
- Agua con hielo, sandía y hierba buena.
- Agua con gas, hielo picado, lima y menta.
- Agua de coco, hielo picado y cerezas troceadas.
- Agua, hielos de agua de azahar, rodajas de naranja y canela
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